Y GEORGE BATAILLE ESCRIBE... AAAAAASSSSÍÍÍ:

Y GEORGE BATAILLE ESCRIBE... AAAAAASSSSÍÍÍ:
El atrio

Bonete de noche
orinal
una media roja un postizo

mitra de oro
un cielo helado
come la asadura del gato ahorcado.


La fuerza que cobra en este autor eso que se ha considerado como "lo obsceno" es simplemente maravillosa. ¿Qué es lo que hace lo pornografico? ¿la cosa en sí o la mirada del que lo contempla? Bataille podría ser tomado como un pornógrafo... pero ¿qué pasa cuando te dejas envolver por sus palabras y traspasas la superficie de sus textos?


Así es... me miraste en el ataúd. Yo, por supuesto, me estaba pudriendo por dentro. No fuiste capaz de ver un cuerpo. Me viste a mí, ofreciéndote el culo en la sala de tu casa.
No viste la piel fría ni los líquidos post mortem que expedía mi piel amoratada. Viste tu pene penetrando la humedad que residía entre mis piernas, ésa que te esperaba todos los días en la habitación 529.
¿Por qué rozaste mis muslos con tu dedo "sin querer" como aquel día en tu casa? No fuiste capaz de ver cómo se quemaría mi carne durante las próximas horas. Cómo ese bulto de huesos y carne inanimada quedaría reducido a cenizas.
Cuando ya no habá nadie levantaste mi vestido y creíste sentir un rastro de calidez. ¿Por qué entraste en mí tan violentamente? ¿Por qué si antes me tratabas con la suavidad con la que se trata a una copa de cristal? Me apretaste con fuerza. Parecía que estabas a punto de romper los últimos despojos de mis órganos reproductivos. Estuviste tentado a cortar mi abdomen, mi cuello y meter tu duro miembro por ahí.
No fuiste capaz de ver que todo lo que me hicieras en ese momento no tenía nada que ver con lo que fue entre nosotros. Que cualquiera de tus actos contra mi cuerpo inmóvil no sería más que contra ti mismo.
Me miraste en el ataúd y deseaste que diera una mamada. Y después de abrir mi boca e introducirte en ella un par de veces, te diste cuenta que mis ojos estaban abiertos. Te observé todo ese tiempo. Me pediste perdón, pero mi respuesta sólo pudo ser un silencio tan frío como mis miembros.
¿Por qué me viste así? ¿Por qué si yo ya no te podía besar?
La ventana te hizo un leve guiño al mover sus cortinas. Y fue ahí, donde encontraste una salida a tu pesar.
¿Por qué?

Comentarios

Entradas populares