"Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo.

"Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un
hombre camina por este espacio vacío mintras otro le observa, y esto es todo lo
que se necesita para realizar un acto teatral".
Peter Brook, El espacio vacío.
El teatro sagrado, el teatro mortal, el teatro tosco y el teatro inmediato. Éstos son los capítulos que componen El espacio vacío.
Después de experimentar la ineludible seducción que produce la obra de este autor y director, revivo los momentos exquisitos que he pasado sobre un escenario.
El teatro se muestra con la sonrisa perversa de la complicidad. Algunas veces entre actores, otras con el público, el texto o con uno mismo, con el personaje que se encarna. Es el sutil beso durante la siesta.
Volver a jugar con (y en) el mundo con la seriedad de un niño, es una de las experiencias más deliciosas que existen. Todo está al alcance de la mano. No se requiere de identificación, VISA, o cualquier otra estupidez burocrática para traspasar la línea de lo posible. Porque, además, desde el momento en que algo puede escenificarse, cabe la posibilidad de volverse real... en ese instante se hace real. ¿Quién sabe? Muchas veces, el escenario se abre, se amplía y alcanza la médula de la concepción cotidiana.
Si alguna vez te encuentras contigo mismo, frente a frente en un espacio vacío, asegúrate de que frente a tí no haya un público explotando en un clamor de aplausos. Si es así, inclínate en signo de agradecimiento y espera pacientemente a que se cierre el telón.

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