Salí... quise verte tan de lejos, que te perdí en la memoria de mis archivos secretos...


Salí... quise verte tan de lejos, que te perdí en la memoria de mis archivos secretos...
Te dije que no... sentí tanta tristeza, que logré catalizar nuevamente mis demonios, lo suficiente para alimentarlos y volverlos a guardar...
Sentí... sí, sentí tantas estupideces que tengo que volver a escribir otro episodio de esta absurda imitación de romanticismo fallido y sentimentaloide...
Pero en el momento en que más dolía... lo vi...
Lo había vsto antes pero podía dejarlo pasar... su interés lejano, en vez de atraerme, me recordó el sopor que viene cuando uno tiene que luchar...
Pero sus ojos me dijeron tantas cosas... creí que no tendría con qué responder...
Me aventuré a dejarlo pasar al lobby de mi soledad y ahora está sentado en
un sillón, ahí, con la tranquilidad de quien sabe que algún día iba a entrar...
Un extraño halo de paciencia envuelve mi complicidad...
Estamos las tres activas, en espera de su primer paso hacia la puerta de hierro...
Si quiere, también lo dejaré entrar...
Helene sonríe... quiere que sea feliz (risa burlona).

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