La solución
Al llegar esa mañana a nuestra cita noté que estabas enojado. Antes de sentarme a la mesa, me reclamaste "¡por qué no me llamaste el día de ayer si en eso habíamos quedado!". No quise discutir y preferí solucionarlo, así que partí del restaurante sobre mis pasos. Salí de casa con prisa para verte, me vestí, me bañé, me levanté de la cama, apagué el despertador, desperté, dormí, me fui a acostar, me puse la pijama, ajusté el despertador, cené, regresé a casa, salí del trabajo y antes de terminar mis labores del día, te llamé por teléfono, justo como habíamos quedado.
Akira Sunshin (Antonieta Martínez) / Oct-2011
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