Limítrofe

Así, después de analizar la situación, decidió sentarse.
Los pasos hacia el frente eran imposibles, si continuaba tenía por cierto que la caída estaba asegurada. Si tomaba el camino de la derecha, la incertidumbre podría hacerle una mala jugada. ¿La izquierda entonces? No. Era un pasaje sinuoso que prometía desventura.
Para él, retroceder nunca era una opción. Y así se quedó, sentado en la espera de alguna señal.
Pasaron los días y su estómago comenzó a rugir. Sin alimento ni agua descubrió que la necesidad puede mover al mundo, incluso a él.
Se levantó despacio y miró a su alrededor. Y sin más remedio, tuvo que elegir.

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