La insatisfacción es dulce.

La insatisfacción es dulce. Desgarra el entrecejo
y se instala en el pensamiento.
Y miramos nuetra fecha de caducidad,
tan muerta pero tan asible.
Bella agnosia que domina las ambiciones del saber.
Que nos reta y amarra los pies de la voluntad.
Entonces, nos arrastramos. Tan humanos y tan gusanos.
Preferimos avanzar con las ataduras en vez de

r e - f l e x i o n a r n o s


para devorar el sacrificio.
La "sabiduría" también copula con el exceso.
Se revulca en el lodo purificador, tantas veces,
que desaparece bajo el disfraz de su propio nombre.
Es en la praxis de la soledad
donde confirmamos nuestra existencia.
Es en la praxis de la comunión
donde nos volvemos reales.

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