Libre
Libre y sin remedio:
entendí que ser pájaro no tiene un precio
que las jaulas llevan el propio nombre
y la expectativa es del tamaño del cerrojo.
Tuvo que caerse la lluvia, toda ella
sobre mis parajes imaginarios.
Inundar cada mundo posible
y arrastrar los cadáveres del pasado
hasta el fondo donde el agua se convierte en vacío.
Pasaron los días que equivalen a diez arrugas
y a la llegada de una fragilidad sobria, a veces triste.
Se dieron los pasos necesarios para llegar al amor
y los suficientes para trabajar esta tierra con mis manos.
Varios mundos se volvieron uno con el silencio
y podría rasgarme el corazón, la melancolía.
Pero ser libre para levantar ambos brazos
y hacer de mis palabras las plumas,
es el "mientras tanto" de mi atardecer,
hasta el sol cierre sus ojos, conmigo.
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