Es tiempo...



Tanto tiempo sin escribir, sin decir... ¿sin pensar?

No. Sólo es el tiempo de esta razón para estar, para ser la rueda que gira y que apenas se percata de que puede dar vueltas, volcarse sobre sí misma, infinita. Una pequeña forma que se observa desde el telescopio de alguna estrella que ya no existe, desde el microscopio del futuro, desde el espejo de alguna vida que no es la mía.

Ni siquiera mi circunstancia me reconoce, pero me toma entre sus brazos y me presenta con otras circunstancias más conocidas. Es el tiempo de parir la idea de un mundo distinto y desnudarla, quitarle la envoltura de idea y hacerla una criatura que respira. Volverla planta, volverla animal, volverla un ser vivo que se alimente con mi causa y me construya consecuencias. Quiero consecuencias, quiero esta vida, que gire conmigo y me lleve a algún lado. Decirle al mundo que no hay principio, sino principios, que no hay final, sino posibles.

Ahora es tiempo de reanudar la poesía, el segundo lenguaje que habito algunas noches. La casa del lenguaje que se retuerce para rascarse la espalda, para alcanzar los lugares inefables de alguna memoria prestada. Tocaré a su puerta de nuevo y si me abre, comeré de su mesa, de su mano, de su sexo. Miraré su reloj de mil horas y le pediré que lo detenga, que me detenga y retoce entre mis líneas un poco más, cada noche.

Cada cana en mi cabello será un giro, cada arruga en mi rostro, una palabra y cada cicatriz, una hora gastada en su tiempo. Es tiempo de su tiempo, de nuestro tiempo. Sin final, sino posibles, desde la estrella y con la idea hambrienta, más viva, más hoy, más rueda, me siento.

Ilustración: "Weel of Fortune" por Heather Watts: http://heatherwatts.com/miscellanea/wheel-of-fortune/

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