A posteriori






Me quedo con la voz húmeda de las campanas
que al despertar aconsejan un vuelo de ave.

Me quedo con los contornos que de noche
son cuerpos que maúllan y se desploman.

Prefiero los altares moribundos
y el ocaso de una sonrisa
cuando los ojos entienden.

Me quedo con el pensar que se tropieza
y con la vida llena de costras.

Me quedo con la locura aferrada al cordón umbilical
con la sinceridad del grito, con la pregunta afilada.

Prefiero a los seres inhabitables
que huyen de existencias acolchadas.

Prefiero la palabra de un trago
la flor cáustica que crece en los labios
después de una sobredosis de certeza.

Me quedo sin la piedad de la mentira 
sin la somnífera ilusión desrabiada.

Me quedo en lo más agreste del bosque
donde los lobos te siguen el rastro.

Me quedo con la tormenta que no disfraza sus rayos
con la música del paso marcial de los autómatas
y la honestidad de los engranajes.

Me quedo con lo tengo:
un SÍ, un NO y este camino sin retorno.

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